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DECORACIÓN DE LA DELEGACIÓN DIOCESANA DE ENSEÑANZA

 

Luz, inocencia, color, paz, esperanza.... algo, o mucho, de todo esto tiene la obra que Juani hizo para la Delegación Diocesana de Enseñanza en su nueva sede de Santa Maravillas.

   

Dos cuadros de un paisaje que nos recuerdan que los profesores salimos cada día a sembrar aunque no veamos el fruto, porque esa espiga granada necesita del tiempo de toda una vida, un reloj nos lo recuerda. Esa es la vida del maestro, sembrar con gratuidad, como lo hizo el Señor Jesús, que nos dejó a todos los 'profes' aquella consigna de 'Dejad que los niños se acerque a mí'. Sí, esa frase resuena en nuestra misión.

 

Discretamente María, en una esquina de la sala nos recuerda que debemos acudir al Espíritu Santo para que nos ilumine, en un nuevo Pentecostés que es nuestro día a día. Y al fondo, presidiendo todo, la cruz de la vida. Porque al final, el profesor de religión también debe vivir como el Maestro, dar la vida para dar vida. Morir para resucitar. Entregar la vida y entregarse totalmente. Cruz y resurrección. Una vida que se plasma en cada cuadro de Juani y que quiere llevar a nuestra vida de profesores de religión.

Javier Segura Zariquiegui